“La actividad estética y la conciencia del individuo están determinadas por el sistema de las relaciones sociales y por los valores culturales inherentes a la época y a la sociedad”

La apariencia es un factor esencial en las interrelaciones humanas. La buena apariencia siempre ha estado asociada al éxito profesional y social. Es por ello que la medicina no puede abstraerse de la importancia que ella tiene para el equilibrio biopsicosocial del individuo y que representa, a su vez, la definición de salud que sugiere la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El hombre siempre siente la necesidad de comprender su actuación según las leyes de la belleza y ese imperativo, determinado por las condiciones del desarrollo social, se expresa de maneras diferentes en cada sociedad y en cada momento histórico.

La actividad estética y la conciencia del individuo están determinadas por el sistema de las relaciones sociales y por los valores culturales inherentes a la época y a la sociedad. Es justamente en el proceso de las relaciones sociales donde se forman los ideales y el propio gusto estético, los cuales van siendo asimilados a través de la educación y sobre la base de la experiencia y la práctica del sujeto.

El hombre tiende a buscar y a encontrar la belleza no sólo en los objetos creados con ese fin, sino también en todo el conjunto de bienes materiales producidos por él. De la misma forma que la tendencia hacia lo bello no es sólo una necesidad puramente ideal, sino que con gran frecuencia es un instrumento para la transformación de la realidad, asume dicha transformación a partir de un ideal estético determinado, por lo que provoca en el individuo una actitud estética hacia el mundo.

“Muchas personas ven a las arrugas en el rostro como marcas que las avejentan ¿qué es lo que la medicina estética nos ofrece hoy?”

Sin dudas, es así. Cuando nosotros nos enfrentamos a una consulta de una persona que nos muestra ese tipo de arrugas y no quiere someterse a intervenciones quirúrgicas, le proponemos algunas soluciones como la toxina botulínica. Con este tratamiento relajamos y educamos la musculatura de la mímica facial, suavizando las arrugas de expresión. Es una buena opción para atenuar las arruguitas e irradiar un aspecto descansado y relajado.

Lo que se debe saber es que el efecto de la toxina botulínica dura de cuatro a seis meses. Pero, dependiendo sobre todo del grosor de la piel (en hombres dura menos que en mujeres), la potencia del músculo, la cantidad de gestos que haga cada persona y si las arrugas son más o menos profundas. El efecto máximo de la toxina botulínica es desde el día 15 hasta los 3 meses. A partir de ahí comienza a decaer su efecto y a los 5-6 meses prácticamente ya no hay efecto alguno. Se recomienda administrarla a intervalos mínimos, de entre 4 y 5 meses. Eso sí, a medida que se van repitiendo las aplicaciones, dado que el músculo se debilita por falta de uso, los efectos se prolongan cada vez más en el tiempo.

“¿En la frente también se puede usar a la toxina botulínica?”

Sí. Nosotros decimos que la indicación de la toxina botulínica es para las patas de gallo, frente y entrecejo; la razón es que lo que hace la Toxina Botulínica es alisar las arrugas dinámicas o arrugas de expresión; que se producen cuando nos reímos o cuando fruncimos los músculos de la cara; al producir ese bloqueo hacen que no se marque ese movimiento y por eso no se marca la arruga. Son esas arrugas que están marcadas en la frente sobre todo de los hombres cuyos músculos son más potentes que los de la mujer.

“¿Y para el tercio medio de la cara y el tercio inferior?”

Lo que abarcaría pómulos, surcos nasolabiales, mejillas, contorno facial y las antiestéticas líneas de marioneta; en esas zonas del rostro lo más adecuado es el uso de ácido hialurónico, ácido poliláctico, hidroxiapatita cálcica y policaprolactona. es decir, recuperación de volúmenes. Se trata de elementos nobles y la duración es de aproximadamente de un año y carece de efectos indeseables.

Para las zonas de mentón y cuello; lo más adecuado son los hilos tensores. Este procedimiento se realiza de manera ambulatoria y con anestesia local.

Los hilos tensores –también llamados mágicos– son una técnica de medicina estética que tiene como finalidad crear una tensión en la piel para evitar que se vea flácida, disimular las pequeñas arrugas, o elevar ciertas partes del rostro; además, ayuda a generar la producción de colágeno y elastina, lo que mejora el aspecto y la sujeción de los tejidos, y activa la microcirculación de la zona, aumentando la síntesis de colágeno y la regeneración de las células.

Para el perfil labial y redefinir el borde labial que se va perdiendo con la edad, por falta de colágeno y elastina. Lo más adecuado es el ácido hialurónico, producto totalmente reabsorbible que aporta la turgencia perfecta. El ácido hialurónico también lo utilizamos para el aumento de labios, redefiniéndolos y realzándolos de manera natural.

Dra. Débora Azuaje
Centro Médico Azuaje

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