Eres lo que comes y en época de calor … más todavía. Terraceo, aperitivos largos, cañitas eternas son planes con los que soñamos durante el invierno, pero el buen tiempo también tiene su modo pesadilla: sudor, retención de líquidos … ¡calor!. La alimentación tiene mucho que ver con estos inconvenientes. Tanto es así que cuando tomas alimentos altos en sodio (patatas fritas, palomitas, frutos secos fritos y salados, galletas, atún enlatado, tomate en conserva, sopa de pollo, maíz en lata, salsa de soja, embutidos, margarina, …) con grasas añadidas (fritos, embutidos, lácteos procesados, panadería o pastelería industrial, bebidas o helados industriales), procesados y/o carbohidratos refinados (azúcar blanco, harinas blancas), el organismo trabaja el doble, genera más calor y mucho más sudor.
¿Por qué al comer sentimos más calor y sudamos más?
Porque cuando avanza la disgestión necesitamos emplear mucha energía para transformar este tipo de alimentos en nutrientes asimilables. Por eso se recomiendan alimentos fáciles de digerir como ensaladas, gazpachos o sopas frías, y proteínas ligeras como las de pescados, mariscos o carnes blancas.
Las cocciones que sí …
Opta por hornear antes que freir, consume alimentos templados mejor que excesivamente fríos, y tratados al vapor en vez de hervidos. ¿Lo mejor?: crudos.
Alimentos antitranspirantes:
ya sabías que los alimentos calientes disminuyen el exceso de calor porque hacen sudar, lo que reduce la temperatura corporal. Un efecto parecido al conseguido por especias y pimientos picantes. Pero estamos de acuerdo en que sudar no es algo muy agradable, así que te proponemos recurrir a opciones de productos que reducen la sudoración como el calcio. Este mineral regula la temperatura, ayuda con la retención de líquidos, mejora los estados de tensión nerviosa y suprime la sudoración. Así, te recomendamos condimentar la ensalada con orégano e incluir alga wakame, alga kombu, avellanas, amaranto o alga espirulina en tus menús.
Otros productos de temporada recomendados son …
Frutas y verduras como la sandía o la uva, que contienen gran cantidad de agua. Por su parte, las verduras de hoja verde y los frutos del bosque, como las frambuesas, son muy buena opción porque tienen efecto antiinflamatorio, regulan la presión arterial y nos ayudan con la vasodilatación mejorando la circulación y en consecuencia a bajar la temperatura corporal.
Agua, mucha agua.
La hidratación es fundamental. Elige agua de buena calidad, filtrada o de manantial. Si te cuesta beber o te aburre, dale sabores con frutas y verduras como jengibre con perejil o unas rodajas de fresas con limón. Cuanto más consumas líquido de buena calidad, más refrigeras tu organismo. Además ten en cuenta que no todas las bebidas son buenas para e calor. El consumo de alcohol eleva la temperatura corporal y puede producir una sudoración inesperada que produce más sed.
Retención de líquidos, hazle la guerra!
Se hinchan las manos, las piernas, ¡hasta la cara!. Échale mucha culpa al exceso de sal. Necesitamos sodio pero en poca cantidad. Una opción para reducir la retención de agua –aparte de hacer ejercicio- es consumir alimentos ricos en potasio, un mineral que ayuda a eliminar exceso de agua a través de la orina. Lo encontrarás en las algas nori, dulse o hiziqui, cebollas, verduras de hoja verde, piña, perejil, uvas rabanitos, espárragos y ajo. También las vitaminas pueden ayudar a reducir la retención leve de líquidos. Hablaos de la B-6 (arroz integral, carne de pavo, salmón, garbanzos, ajos y semillas de lino), la B-5 (carnes frescas, verduras, granos enteros no procesados, boletus deshidratados, hígado de pollo, garbanzos, levadura de cerveza, semillas de girasol, brócoli, legumbres, yemas de huevo, lentejas y carne de ternera), y la vitamina D, cuya mejor fuente es … el sol.
Centro Médico Azuaje