El color de la piel se ha convertido en sinónimo de belleza; se considera que una persona con una piel bronceada es más atractiva, por lo que, en muchos casos, se realizan exposiciones prolongadas al sol, con el consecuente riesgo de presentar diferentes grados de eritema, melanoma, e incluso cáncer cutáneo fotoinducido. El conocimiento de los diferentes fototipos puede ayudar a tomar las medidas necesarias para evitar estos trastornos.

El fototipo es la capacidad de adaptación al sol que tiene cada persona desde que nace, es decir, el conjunto de características que determinan si una piel se broncea o no, y cómo y en qué grado lo hace. Cuanto más baja sea esta capacidad, menos se contrarrestarán los efectos de las radiaciones solares en la piel.

Determinación visual

Se trata de la observación del color de la piel en las partes sin expo parte inferior de las piernas –justo sobre los tobillos–, detrás de la rodilla o la zona interna del antebrazo). No se debe utilizar la parte expuesta de la piel de la cara, del cuello o de los brazos (o pecho, en el caso de los hombres), debido a que el color de estas zonas está alterado por una fotoexposición repetida y prolongada.

También son importantes otros factores, tales como:

  • Aparición de pecas en verano.
  • Color epidérmico en invierno: lechoso o blanco.
  • Brillo: mate o ligeramente opaco.
  • Color adquirido al broncearse: dorado, dorado-moreno, moreno (en sus diferentes tonalidades).
  • Aparición de eritema (enrojecimiento) ante una exposición inmediata al sol (menos de 10 min).
  • Presencia de eritema a los 21 días de exposición. Para determinar el grado de activación de los mecanismos fotoprotectores de la piel (formación de pigmento y engrosamiento del estrato córneo, que requieren 2-4 semanas para desarrollarse).
  • Historia genética.
  • Número de quemaduras solares graves que se ha tenido previamente.
  • Posibilidad de fotosensibilización por determinados alimentos, medicamentos y cosméticos, entre otros posibles agentes causales.

FOTOTIPO I

Se corresponde con las pieles muy claras que generalmente presentan lunares o pecas. Su tonalidad consta de un color blanco lechoso. Podemos decir que pertenece al tipo céltico, incluso llegar a ser albino. El pelo normalmente es pelirrojo y el color de los ojos es el azul.

Son pieles que se queman con facilidad con la exposición solar, no se pigmentan y hay ausencia de bronceado. Se recomienda usar el factor de protección 50.

FOTOTIPO II

Se trata de pieles claras, de color blanco, que pueden tener pecas o no. Tras un largo tiempo de exposición al sol pueden adquirir un color café con leche. El cabello de estas personas es pelirrojo rubio y los ojos azules o verdes.

Estas pieles pueden quemarse también con facilidad, pero llegan a broncearse ligeramente. Una protección de factor 50 es la adecuada para este fototipo.

FOTOTIPO III

Estas pieles presentan un color bronceado y cuando toman el sol adquieren un tono tostado, sí bien pueden llegar a quemarse en las primeras exposiciones. Estamos ante pieles caucasianas (europeas) y van acompañadas normalmente de un caballo castaño.

Así, pueden llegar a quemarse fácilmente, si bien, cuando adquieren el bronceado, este es de color claro y se produce de forma moderada. El factor de protección recomendado es 30/50.

FOTOTIPO IV

Este tipo de piel son de un tono amarronado, parecido al del grupo 3, si bien el fototipo 4 se broncea con una mayor facilidad. El cabello de estas personas presenta un color castaño oscuro.

Solo sufren quemaduras si hay una exposición al sol durante un largo tiempo y a una gran intensidad. El bronceado que presenta es oscuro y el factor adecuado para proteger estas pieles es el de 30/50.

FOTOTIPO V

Hablamos en este caso de pieles muy oscuras y amarronadas que se pigmentan con gran facilidad y de forma prácticamente inmediata. Suele corresponderse con personas hindúes, indios americanos, etc.

El cabello de estas personas es de un color castaño muy oscuro. Hay que decir que esté foto tipo de piel necesita una exposición solar muy intensa para llegar a quemarse. Es adecuado utilizar para ellas un factor de protección 15/20.

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